¿Existe una forma mejor de organizar a las personas en una pyme? Como la mayoría de preguntas que afecta a personas y empresa, la respuesta es: “depende”. Esta respuesta implica inmediatamente otras preguntas: ¿de qué depende?; ¿qué factores influyen en las formas organizativas más frecuentes?; ¿cuáles son las más efectivas?… Una forma de abordar el tema es considerar el ciclo de vida de la empresa.
Al margen de los motivos por los que suele nacer una PYME, ésta es la fase de la empresa en estado puro. El objetivo es poner a prueba la propuesta de valor, la idea de negocio del empresario. Caracterizada por la ilusión, y sobre todo por el esfuerzo. En esta etapa los procesos de decisión están muy centralizados en el empresario. La estructura es pequeña e informal, todo el mundo arrima el hombro, no hay ni puestos ni unas funciones claras, se hace lo que haga falta y durante las horas que hagan falta. Todos reman en la misma dirección… o son arrojados por la borda 😉
Si el mercado acepta la propuesta, la demanda aumenta y llega la fase de crecimiento. El incremento de la plantilla implica organizar a las personas de manera más eficiente, haciendo necesaria la profesionalización de la gestión. Ya no podemos ir todos detrás de la pelota, se descentraliza la toma de decisiones y comienza el proceso de especialización en departamentos, puestos de trabajo, etc. Aparece un nuevo tipo de conflictos. Los empleados antiguos que no promocionan se sienten traicionados cuando se contrata a personas de fuera para los puestos directivos, y los que se promocionan pero fracasan en sus nuevas funciones se convierten en una patata caliente difícil de gestionar…
Pasa el tiempo, el negocio ha prosperado y la especialización de la fase anterior ha mutado a una burocratización en la dinámica del trabajo y la cultura empresarial. Una suerte de ilusión colectiva basada en la creencia de que la empresa funcionará eternamente si cada persona hace su trabajo, no hará falta más… Esta orientación a la tarea transforma la pyme en una suma de compartimentos estancos, posiblemente muy eficaces por separado, pero poco a nivel global. Se hace necesario pasar de esa orientación a la tarea a una orientación centrada en los resultados, de una gestión de funciones independientes (comercial, oficina técnica, producción, etc.) a una gestión por procesos, poniendo al cliente en el centro…
¿Cuál es el reto? Saber en qué fase se encuentra la pyme, definir sus necesidades e implementar los sistemas de gestión de personas más adecuados.
Nota: nada hemos dicho de la estrategia, asumiendo que no habrá variado en todo el ciclo, algo poco probable y que añadirá una nueva variable a la ecuación, pero eso es otra historia…
No te olvides de compartir este artículo
Suscríbete a la Newsletter
No te pierdas nuestros últimos artículos. Suscríbete a nuestra newsletter y recíbelos en tu inbox